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Carlos A. Loprete Ensayos Cortos

IGUALES Y MENOS IGUALES

IGUALES Y MENOS IGUALES

    

     Cuando se escriba una enciclopedia más completa de los falsos razonamientos en que ha incurrido el hombre  a través de la historia, seguramente se tendrán que agregar a los clásicos algunos surgidos modernamente. Uno de los más curiosos es el referido a la igualdad. Vulgarmente se enuncia así: “Todos somos iguales.” Algunas personas lo toman como verdad absoluta y lo defienden a capa y espada, convencidos de que la declaración universal de los derechos humanos es una verdad tan absoluta que no admite discusión alguna, sin considerar que nada de lo que hace el hombre es absoluto.

     Nadie en uso de sana razón lo negaría, aunque no sabemos qué pensaría el ginecólogo al encontrarse con un recién nacido rubio y otro de piel oscura, uno con tres kilos de peso y otro con dos. Lo más cierto que podría comprobar es que ninguno viene al mundo con una corona de oro en la cabeza y otro sin nada.

     ¿En qué es igual un perro a otro perro?  Un filósofo francés del siglo XVIII se preguntaba en qué se parece un caballo a otro caballo. La respuesta en nuestro tiempo sería que somos iguales en el derecho natural a la vida, iguales en los derechos humanos a la libertad y al pensamiento, iguales en el derecho cívico de elegir y ser elegido. El problema se plantea cuando se debe establecer dónde comienza y dónde termina cada derecho. ¿Tiene igual derecho el maestro que el alumno, el director técnico que el deportista de un equipo?

     Imaginemos un hipotético diálogo entre un sabio y un ignorante.

     Ignorante: Los dos somos iguales.

     Sabio: ¿En qué?

- En todo, los dos somos seres humanos.

     - ¿Sabes entonces cómo sacar la raíz cuadrada de un número?

     - No.

     - Yo sí.

     - ¿Sabes a cuánta distancia se encuentra del Sol el planeta Saturno?

     - No.    

     - Yo sí, a 1.427.000 kilómetros.

     - ¿Has leído el Quijote de Cervantes?

     - No, ni me interesa leerlo.

     - Yo llevo ocho años leyendo el libro y sus comentaristas.  

     - ¿Qué otra lengua hablas además del castellano?

     - Ninguna.

     - Yo en cambio leo y escribo el francés, el italiano y el inglés; leo el griego y el latín, y tengo nociones del alemán y del portugués.

     - ¿Cuánto mides de estatura? Yo mido 1,67 m.

     - Yo 1, 82 m.

     - ¿Cuál oficio te gustaría tener?

     - Jugador de fútbol o presidente de un país.

     -  Yo, en cambio, me conformo con lo que soy, es decir, un anónimo más, así no me envidian y no me molestan.

    - ¿Te gusta insultar a la gente?

    - Cuando se me adelantan en las carreteras los insulto a los gritos.

    - ¿En qué lugar te gustaría vivir y por qué?

    - En Miami, porque puedes fumar marihuana en tu casa.

    - A mí me basta con mi pueblo de nacimiento, precisamente porque están prohibidos los estupefacientes.

     - ¿Estás satisfecho con ser varón  o preferirías haber nacido mujer?

     - Realmente no lo sé. No me molesta ser lo que soy. Por favor, no más preguntas. Al fin de cuentas, ¿somos o no somos iguales?

     - Sí, somos iguales en lo que no somos desiguales.

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