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Carlos A. Loprete Ensayos Cortos

LAS DIEZ PLAGAS

LAS DIEZ PLAGAS

 

            Al rabino Simón Ben Mazeh no lo conformaba del todo el relato del cautiverio de los hebreos en Egipto. La suya no era una duda heterodoxa puesto que era varón de aquilatada fe. Para demostrarlo estaba el ejemplo de su vida, espejo de virtudes personales, y una firme vocación consagrada al estudio del Talmud. Su proverbial erudición era respetada en los más renombrados centros del hebraísmo, en Europa y en América, y estaba afirmada por los ochenta y seis opúsculos que llevaba escritos y las trescientas ocho conferencias en las que su voz se había escuchado.

            ¿Por qué razón el dios Yavé había desatado diez plagas contra los egipcios para forzar al Faraón a liberar al pueblo hebreo que tenía esclavizado en su dominio? Los había acosado con invasiones de molestos animalejos, ranas, mosquitos, tábanos y langostas, sin que el tirano se amedrentara. Tampoco habían bastado para persuadirlo las pestes y pústulas que había hecho incubar en los cuerpos.

            No conmovieron la obstinación del gobernante ni siquiera las catástrofes naturales, aun siendo inauditas  y espantosas: las aguas del Nilo convertidas en sangre, las luces del día transmutadas en tinieblas, las lluvias de granizo mezcladas con fuego.

            Sólo con el décimo castigo consiguió reducir al empecinado. En una noche hizo morir Yavé a todos los primogénitos del país, desde el vástago del propio Faraón hasta el último preso de la cárcel.

            En sus estudios Simon Ben Mazeh había llegado a la duda sobre los motivos secretos del Faraón para persistir en tan terca decisión, si bien consideraba como posible la  voluntad de mantener a los hebreos como esclavos para disponer de mano de obra gratuita en su territorio. Lo que no alcanzaba a explicarse era la paciencia de Yavé, que había esperado hasta la última instancia para enviarle la prueba definitiva, sabiendo en su infinita sabiduría que un tirano se doblega únicamente ante la presencia de la muerte.

          Esto ocurrió hace unos tres mil quinientos años. Del Faraón no se tienen noticias.

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