NADA QUE DEMOSTRAR
Demostrar es mostrar pruebas de lo que se afirma. Por consiguiente, si yo no afirmo nada no estoy obligado a demostrar nada. Además, la demostración implica una tercera persona a la cual demostrarle esa afirmación, es decir, un individuo, un grupo de
individuos, un tribunal judicial o una comisión cualquiera a los que se quisiera o debiera probarles algo. Mis propias creencias no debo probármelas a mí mismo, porque son precisamente, pensamientos o sentimientos que tengo en mi intimidad y con ello me basta. Si experimento algún dolor orgánico no tengo necesidad alguna de un razonamiento que me pruebe ese dolor, me duele y con eso basta.
Toda demostración es una fundamentación racional, vale decir, un conjunto de razonamientos en los que se apoya algo que uno experimenta en su interior. Si tengo fe en un dios, no estoy obligado a demostrarle a nadie la razón de esa fe. Las dificultades comienzan cuando trato de demostrar la razón de esa fe. Desde la noche en que vi la maravilla de un cielo estrellado, tengo fe en Dios. Pero si una tercera persona me argumenta que un cielo estrellado no es una razón valedera para creer en un dios, no tengo forma de demostrarle que sí.
Pero me pregunto: sin con esa fe me siento feliz, ¿por qué tengo que probársela a nadie? A menos que mi función en la sociedad sea la predicación, puedo vivir la placidez y tranquilidad de esa fe en mi intimidad.
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Cbuwunedud -