LAS PENURIAS DE UN DIBUJANTE
El editor conocía a fondo su oficio, es decir no lo conocía, y mucho menos el del dibujo. Los diccionarios intentan dar una explicación visual de los términos, y son muy efectivos para clarificar ciertos vocablos y frases, como cuando se escribe “planta espinosa de los desiertos”. Si no se acompaña la definición con una ilustración de la planta es probable que más de un turista o viajero muera envenenado al pincharse. Pero si es fácil y necesario ilustrar un serrucho, una rosa o un zueco holandés, la tarea se vuelve imposible cuando se llega a palabras como “infinito”. Afortunadamente no existen muchas palabras como éstas y los artistas siguen viviendo.
El problema se agrava cuando aparecen los sinónimos o sea las palabras de significado igual o parecido. Claro es que la palabra donjuán señala al “seductor de mujeres”.Nuestro dibujante dibujará entonces al personaje don Juan Tenorio del poeta español José Zorrilla del siglo XIX, con capa, espada y la estatua de piedra de una de sus víctimas.
El problema se complica al tener que ilustrar al sinónimo picaflor. El picaflor no tiene época ni vestimenta fija y al ilustrador no le sirve la imagen anterior. Le agrega un pájaro picaflor picándole la cabeza, y se acabó el problema. Al pasar al siguiente sinónimo, mariposón, le pone alas de mariposa como si fuera un angelito cristiano. Le toca el turno ahora al argentinismo compadrito y el artista modifica la imagen apoyándola en un farol de esquina, con una chaqueta de vivos blancos, un pantalón ajustado de fantasía, un sombrero con alas y un cuchillo cruzado en su cintura.
El ilustrador se llena de gozo, ha descubierto que los sinónimos también pueden dibujarse. Mas esta alegría se trasmuta en calvario cuando se topa con otros términos, las palabras todo y nada? Para la primera no hay espacio en ningún diccionario y no se dibuja. La segunda, nada, no tiene ilustración posible.
Conclusión, no hay diccionario gráfico total posible.
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